miércoles, 21 de marzo de 2012

10 razones para perderle el respeto a Carlos Boyero

MGV

(Esta no será, como nos advertía Polomanía, una de esas categorías de un solo post -tan honrosas ellas, quizás más ninguna otra-. Esta promete ser una de las grandes. Así la definía Carlos, el otro día, en una tertulia con pastas: "sobre todas las promesas de exclusión que nos hacemos: todo lo que ya no vamos a volver a permitirnos como visionarios de cine y como hombres de alma en pecho y corazón en mano".)
Pues esto es así. Carlos Boyero ya ha hablado de nosotros: «A excepción de cuatro fatigosos modernos, esos que acusan a The artist de “buenismo” (qué grima me provoca la terminología de los modernos) y creen haber descubierto la penicilina con su lúcida definición, esta película muda y en blanco y negro, divertida y trágica, tierna y sombría, original y compleja, puede regalar hora y media de gozo al espectador inocente y al sofisticado, al que añora los argumentos y los mecanismos de las historias clásicas del cine de siempre (…) y al que no ha perdido la capacidad de admirar los experimentos llenos de vida, humor y sentimiento».
Y como en Pundonor y recato somos aplicados con nuestros lectores y muy atentos con nuestros adversarios, aquí va la repuesta. 
(Este post tiene banda sonora: pinchen el enlace y déjenlo sonar mientras leen, si tienen a bien).



Primero una pesadilla que tuve anteanoche:
En una estación de tren del oeste, en medio de ninguna parte, matan el tiempo Jim Jarmusch, Isaki Lacuesta, y Apichatpong Weerasethakul, alias Joe. Jarmusch aparta una mosca de su tupé, Isaki bebe agua de su sombrero y Apichatpong mira al horizonte, añorando tal vez la frondosidad taliandesa. La madera cruje, un molino de viento chirría y una gota cae periódicamente en la bota de Jarmusch. El tren se acerca y los tres se levantan. Cuando el tren sale de la estación, levanta una nube de polvo que poco a poco se va disipando hasta dejar ver la silueta de un hombre tocando la armónica. Se levanta el sombrero: es Carlos Boyero.
Tal cual os lo cuento

Boyero: ¿Y la vedette manchega?
Apichatopong: La vedette manchega es quien nos ha mandado.
Boyero: ¿Y habéis traído un caballo para mí?
Isaki: Bueno, parece que… [sonríe] parece que falta un caballo.
Boyero: Nada de eso: sobran dos. Todos desenfundan pero Boyero, más rápido, los mata a los tres.

Paso entonces a esgrimir las que considero 10 razones más que suficientes para enfadarse con quien llegó seducirme:
1.       Como la cita anterior demuestra, Carlos Boyero es el máximo representante en la tierra de uno de los principales enemigos de Pundonor y recato: el adjetivo. No señor, para defender o denostar una película no vale con colgarle una ristra de adjetivos detrás y esperar a que hagan ruido.
2.       Y aunque valiera hay que elegirlos mejor. Alguien debería recordarle a ese señor que “grotesco”, como categoría estética, no es exactamente equivalente a “no me mola”.
3.       En general, su desprecio por el lenguaje es olímpico. Cuando se escribe “impagables sensaciones” en el buscador de El País aparecen inmediatamente un montón de artículos de Boyero (tal vez todos). Los sintagmas también se oxidan, si uno no los mueve un poquito de vez en cuando.
Pues yo lo único que le reprocho a Leone es que
no le pusiera una novia a Clint Eastwood
en "La muerte tenía un precio".
4.       Ya vale con el rollo calenturiento. Por muy políticamente incorrecto que se sea, no se pueden escribir cosas así: «El único reproche que podemos hacerle un amigo y yo al director de Drive es que haya despojado a Cristina Hendricks de faldas y le haya colocado unos vaqueros. Eso no se hace con mujer tan sensual». No por nada, sino por si alguien se lo toma en serio (especialmente uno mismo).
5.       Como se les enseña a los alumnos de 3º de la ESO el primer día que se explica en clase la argumentación, decir que algo me gusta o no me gusta está muy bien para cuando uno habla con sus padres o con una novia, es decir, gente a la que le interesa conocerte; a los demás, conviene seducirlos con razones o ideas. "Esta peli me ha tocao la patata" o "se te olvida al salir del cine", no son argumentos.
6.       El tú arbitrario, esa figura de "la película te hace reír, te emociona, te enamora," (sic) es otra cosa que a los alumnos se les recomienda evitar por cansino y limitado. De un crítico se espera que lo evite precisamente por lo que su nombre indica, esto es, porque resulta arbitrario.
7.       Por favor, no más tús arbitrarios.
8.       En serio, un tú arbitrario más y mis venas serán aspersores en el jardín del Sr. Boyero.
9.       No se puede coger a todos los enemigos de uno y agruparlos bajo la misma etiqueta, a la sazón, “modernos”. No se puede designar bajo una única palabra a la gente a la que no le gusta de The artist y a Jim Jarmusch. Y, aunque se considerara que esos enemigos no merecen nada mejor, la lengua sí lo merece.
10.   Nunca nadie puso títulos tan horribles.
11.   Solo una más: si un amigo te cuenta que ha conseguido que el gilipollas de su jefe le pague por dormir, le ríes la gracia y le invitas a una cerveza. Si pagas un curso y el profesor se duerme en tus narices, lo despiertas a sopapos.  Es muy guay que ese señor se dedique a ver un partido del Barça mientras debería estar viendo los Goya, igual que es graciosote que se duerma delante de las películas suecas, francesas, coreanas, chinas y tailandesas, y está muy bien que quede con sus amigos críticos y se descojone por ello, pero que se descojone también delante de los que pagan su eurito por El País, o de los que esperan sus servicios, ya está un poco más feo, o al menos me hace dudar de si no se estará riendo de mí, que me hacen trabajar despierto, en mi cara.  
Próxima reencarnación de Carlos Boyero (si es que Dios reparte algo de justicia)


Mientras tanto, algunos lectores seguimos esperando, de buena fe, que un día se le caiga el cofre de lujo con la edición extendida de El Padrino en la cabeza, a ver si con los efectos del golpe le da por volver a tener ideas, en lugar de dedicarse a ser una marca registrada.

9 comentarios:

  1. Esta categoría promete y, como os sabemos capaces de repartir a dos manos: ¿para cuándo un post sobre Éste Crítico?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nacho querido:
      Como tú bien sabes, Éste Crítico se encuentra todos los post y en ninguno a la vez y, si en algún momento hubiera dejara de ser Esa Presencia para hacerse carne, no lo verán tus lindo ojos en Esta Sección.

      Eliminar
  2. Víbora al habla,

    Hasta aquí hemos llegado. Y, sin más dilación, me pregunto yo si el autor de este ataque a la marca Boyero se ha preguntado alguna vez para qué sirven los críticos. Pues una abre el periódico y conoce a la fauna, hojea los estrenos, decide el orden de lectura mediante un complicado logaritmo entre quién escribe, que película comenta y humor personal de la jornada. Sabe de quién fiarse para qué, al igual que lo puedes hacer, casi siempre, con tus amistades o amantes; es ahí dónde un crítico que ha conseguido constituirse marca es válido. Es un faro que el lector o lectora debe de saber usar y está claro que Boyero no te va a guiar por Park Chan-Wook ni por Lukas Moodysson pero lo hará muy bien por las clásicas y por los maniqueísmos que, muchas veces, merecen esos 8 euros de entrada o un buen cine club a tiempo. Esto, como entrante.

    Ante el conjunto tan grande de reproches, claramente de ex que no ha curado las heridas (hay que pasar página con dignidad, una vez el tiempo "prudencial" ha pasado y, sobre todo, cuando tu corazón ya pertenece a otro de una manera tan nítida), sólo me queda utilizar el triste recurso de responder argumento por argumento como si un gin tonic actuara a modo de árbitro, en lugar de mediar el mundo virtual (y rosa -lo siento, no deja de sorprenderme esta elección, pequeños queers-:

    Argumentos 1, 2, 3 y 4: obviando la reiteración del fondo, es cierto que estilísticamente no es lo más brillante que ha parido este país. Sin embargo, gana en accesibilidad en esa pérdida de belleza. Su estilo incide de nuevo en lo que él es, un testarudo cerrado y con camino recto. Un buey que tira de un carro al que te puedes subir cuando quieras y saber exactamente a qué velocidad vas a ir y qué te vas a encontrar. Lo que se le pediría a un crítico, vamos. Se me ocurre alguno que otro, mucho más ricos en lenguaje y recursos estilísticos pero del que realmente jamás podrás averiguar su senda o en qué película te ha convencido de que entres con su crítica. No sé, se me ocurre, y por poner un ejemplo al azar, JORDI COSTA, así, con mayúsculas y subiendo el volumen de mi voz. Su escritura es maravillosa, sus argumentos prácticamente irrebatibles. Ahora, no sé tú, pero a mí me ha llevado más veces a ese agujero negro que es el cine cuando la película te horroriza el respetable Jordi Costa que el Sr. Boyero.

    ResponderEliminar
  3. Me limita los caracteres a 4096. Número curioso de la historia de la desigualdad de espacio en los medios. Interesante.

    ResponderEliminar
  4. Argumento 4: Boyero no es perfecto ni nunca lo ha reivindicado. Tampoco sus fans. Es un borde, carca disfrazado de progre, maleducado en ocasiones,putero intuido y cocainómano reconocido, al menos en el pasado. Es único en el sentido de que es al único de esta especie al que le permiten escribir en un medio de difusión masiva. No hay que venerarlo pero merece la pena leerlo, sin duda alguna. Es canalla y puede ser elegante de vez en cuando. Esta descripción me va sonando a Madrid, por ejemplo. También y, de manera inequívoca, al Sabina del mundo de la crítica. Podría repetir los mismos adjetivos para el gran "músico", insoportable persona. Es cierto que Boyero se repite hasta la saciedad pero de momento todavía
    no ha escrito un artículo basándose en el mapa del metro de Madrid. ¡Qué canciones, qué canciones!

    Argumento 5: El tema es que Boyero es un poco el tío borracho en la cena de Navidad. Aunque no interese conocerle, ya lo hemos hecho, por eso se permite hablarnos así.

    Argumento 6, 7 y 8: se entiende este argumento perfectamente. Pero, teniendo en cuenta cómo disfruta usted de las enumeraciones y lo poco que le gustan las cascadas de The Artist o las enumeraciones interpelativas de Boyero, se deduce aquí un trastorno grave de la personalidad. Además, y de nuevo basándome en lo reiterado de sus argumentos, queda claro ya que es usted un mal ex de Boyero. Del género "ex-fumador talibán con los fumadores". Achtung total. Como, aún por encima, ya he usado ese recurso varias veces durante esta réplica, no me queda otra que medio defenderlo, por pereza de borrar todo
    y hacerme la escritora. Nada, claudico.

    Argumento 9: ¿otro argumento lingüístico? Ya hemos reconocido que escribe tan mal como Sabina y que, aún así, lo queremos. El gin tonic no sienta bien.

    Argumento 10: no hay réplica. De nuevo, se acepta. Aunque hay excepciones pero me cuesta demasiado buscarlas.

    Argumento 11: anunciar un decálogo y hacer esto es de muy mal gusto, pero bueno. Habría que preguntarse por qué lo seguimos leyendo. Hay cosas que se lee una sabiendo que se va a enfadar. Enciendes un cigarro, sonríes antes de empezar y...ya están aquí Pundonor y Recato,
    o Boyero, compañeros.

    Como despedida y postre, hay algunos días en los que ese cofre efectivamente cae en la sesera del mil veces citado y escribe cosas como ésta:

    http://elpais.com/diario/2008/07/11/cultura/1215727203_850215.html

    Sólo por este artículo, deberíamos bajar la mirada y asentir, aunque todas las críticas de su entrada sean aplicables al mismo.

    Un bico de desahogo. ¡Qué gustito, joder!

    Víbora.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada Víbora,
      me disculpará la demora, del todo inusual en este territorio y solo achacable a las obligaciones que impone toda festividad y su resaca. Pero no quiero malgastar caracteres en preámbulos.
      Si el crítico-marca es, como usted dice un faro, será entonces -y disculpe que extienda la metáfora-, un faro en un sunny day. En efecto, el criterio cinematográfico del señor Boyero es estable y, por eso mismo, prescindible. Si este le sirve de guía está usted de enhorabuena porque entonces no le hace falta leerlo. Esa es, de algún modo, su única virtud como crítico. Basta con ver el cartel de una película o quizás un tráiler saber si le gustará o no a Boyero. Pruébelo. Decida, antes de leerlo, si le película habrá sido de su agrado o no luego lea el artículo. No hay fallo. En su compañía no hay aventura, no hay desvío, no hay derrota y, por lo tanto, no hay victoria posible.
      Eso, claro, si aceptara su teoría del crítico como faro que no puedo sino rechazar frontalmente. El crítico debería ser más bien un compañero en el dolor, aquel que durante el parto que es todo visionado nos aprieta la mano y nos ayuda a llevar la respiración y, por qué, aquel que nos azotará el culo para llorar si el niño no llora.
      Si el post se centra en aspectos lingüísticos y no el criterio estético de Boyero es sencillamente porque este más que estable está fosilizado y, por lo tanto, muerto.
      Esto es: el señor Boyero está muerto.
      Hablar sobre él solo es posible desde el simulacro de fingir que no lo estuviera.
      Reprocharle al crítico que en apenas dos semanas nos obligó a ver The muppets y The turin horse sus devaneos estéticos sería racanería y juego sucio. Por no hablar de su brava defensa de La boda de mi mejor amiga, película que más de uno disfrutó a mandíbula batiente y que, por sí sola bien vale tanto una misa como un crítico como el señor Costa.
      Rechazo de plano también los golpes sobre el señor Sabina por la diferencia entre escribir canciones y escribir crítica cultural en un periódico generalista. El medio hace al género.
      Y no sé que contraejemplos serán aquellos para la cuestión de los títulos, pero dudo que ni cientos de ellos tuvieran nada que hacer contra engendros como este: "Fue Nicolás, hoy es Sarkozy: básicamente, un ambicioso".
      No hay Tom Waits que justifique desmanes como los que comete este señor.
      Suyo siempre y deseoso de que la batalla -fuere esta u otra- no acabe nunca,se despide
      un servidor.

      Eliminar
  5. Te he linkeado en la página de Facebook de un amigo, llamada "Hacer llorar a Carlos Boyero", en la que sugiere "coger los taxis que pida antes que él para que llegue tarde a los festivales, llamarle Boyera, meterle en los créditos de una película de Isaki Lacuesta".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es usted, empanadilla, un ejemplo a seguir de entre los visitantes de Pundonor y recato, firma que tiene desde ya una deuda impagable con usted por este gesto.

      Eliminar
  6. Joer, su post es de 2012 y no tiene una arruga. El mundo ha cambiado y Boyero sigue igual (o peor).

    ResponderEliminar