martes, 28 de febrero de 2012

Yo soy esa: Tormento.


Carlos Pott

Me alegra en alguna medida la última entrada de Manuel (me alegra que me hiciera caso en el título de la sección, ya tienen una muestra -que no les recuerdo- de lo que resulta cuando los inventa él), pues revela con ella empezar a entender una lección que yo siempre le ilustro con amados versos de Petrarca:

Hablo de Petrarca. Foto de Petrarca.
Tacito vo ché le parole morte
farian pianger la gente; e i' desio
che le lagrime mie si spargan sole.

Entiendo que no es preciso que los traduzca.

Lo que le explico entonces es que la tensión arrojada sobre el acto de difusión de la poesía (resultado evidente del refinamiento del intimismo amoroso del dolce stil nuovo y su raigambre trovadoresca) y, en general, la negación paradójica (véase el final de À la recherche o el Quijote entero), es todo lo que da de sí la dimensión autorreferrencial del discurso. Al grano: que es una práctica natural a la técnica, determinada, no por una forma de saber (lo histórico, que es ruinoso), sino por una forma de distribución del saber (lo econónomico, que es cíclico).

Lecciones.
Le duró poco la cordura, porque cuando nos encontramos el pasado sábado para asistir a la entrega de los polonios, por fin había visto The Muppets (la había amado, claro: esa película es una forma de vida y un modelo de rectitud que debería ser instantánea aspiración) y ya me vino, ya, a preciar su inteligencia en base a los momentos en que revelaba su conocimiento de sí, volvió a decir que si aquello era posmoderno (yo intuyo que todavía no sabe de qué habla), y yo no sé qué más, yo ya no escuchaba.
La vieja escuela.

Como puta por rastrojo.
El caso es que me adhiero a la sección y aprovecho con ello para enfrentarme a las incomprensibles acusaciones de ininteligibilidad a mis entradas. Me tienen mudo.

Les mentiría si les dijera que no aspiro al gobierno de la minoría ilustrada y que me pillan a contramano estas quejas. Algunos incluso dicen que he equivocado el medio de difusión de mis inquietudes, pero yo puedo sentirme a un tiempo muy cercano a aquella apreciación lopesca:

...porque, como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.

Aunque ustedes todavía poco me han dado (y tan poco a cambio), pero yo no dejo de aspirar a su cariño.
Así debería ser mi vida.

Es por eso que, con el propósito de avanzar hacia la comprensión y el sentido revelado y a la mano (por mucho que, para mí, entender es una forma de desolación, y no de las más pequeñas -es por eso que ustedes, ¡los que se quejan!, son sucios burgueses, y yo un aristócrata), y aunque yo pensaba hasta ahora que la oscuridad, si había tal, era parte integrante de la expresión y el concepto, he decidido acometer un gesto dadivoso y pasar a explicar cuál era el misterio y significado de cada uno de los posts que he escrito hasta ahora.

Eso he pensado y luego, muy seguidito, he pensado (entre medias, nada) que ustedes me hostigan porque saben que les temo.

No les pienso contar que son tres temas los que me interesan (el amor, el espanto del alma ante la arbitrariedad de la psique [le silence éternel de ces spaces infinis, que la psicología no existe], buscarme un buen lugar dónde vivir), ni les contaré que todo lo que decía de La piel que habito era porque me gustaba (¡tanto, Dios del cielo!), o que si me ven inhábil en el uso del adjetivo es porque me asusta toda forma de infertilidad desde que me golpeé los testículos con un libro de láminas de Piranesi [sic].

Como ya me han dicho que hay que dejarlo todo claro, les explico: que esto del párrafo anterior es una preterición (decir que no se dice para decir), lo de hacia el final es un símbolo (el primero que construyo).

Un canto rodado.
No sé qué más. Como entiendo que quizá la sintaxis límpida de la sucesión numérica les será accesible, les pongo una lista de mis películas favoritas producidas durante 2011. El número podría ser cualquiera, el orden es riguroso:
  1. La piel que habito [Pedro Almodóvar]
  2. The Muppets (Los Muppets) [James Bobin]
  3. The adventures of Tintin (Las aventuras de Tintín) [Steven Spielberg]
  4. Le gamin au vélo (El niño de la bicicleta) [Jean-Pierre Dardenne & Luc Dardenne]
  5. A dangerous method (Un método peligroso) [David Cronenberg]
  6. Bir zamanlar anadolu'da (Once upon a time in Anatolia) [Nuri Bilge Ceylan]
  7. Book chok bang hyang (The day he arrives) [Hong Sang-soo]
  8. Immortals [Tarsem Singh]
  9. A torinói ló (The Turin horse) [Béla Tarr]
  10. Las razones del corazón [Arturo Ripstein]
  11. Super 8 [J.J. Abrams]
  12. Le Havre [Aki Kaurismäki]
  13. Drive [Nicolas Winding Refn]
  14. Moneyball [Bennett Miller]
  15. J. Edgar [Clint Eastwood]

Luego, ademaś, la actualidad es una dimensión del blog que se le asignó a Manuel, y no sé cómo mostrarme vívido y real, a pesar de que, por ejemplo, los óscars son los segundos premios más importantes de mi vida.

Podría hablar de ellos, quizá, más cuando en esta edición se han entregado dos premios que no han sido completamente lamentables, sino todo lo contrario (el de Meryl -que me hizo llorar-, y el de Bret Mackenzie), y cuando la ganadora del polonio a la mejor actriz secundaria de este año consiguió hacerse perdonar su ausencia en la gala del sábado eligiendo este vestido que se calzó el domingo:
 
Los óscars y yo, Meryl y yo, ¡Erland Josephson y yo! Cuántas historias por contarles.

6 comentarios:

  1. Cuánto me hacía falta un post. Qué necesario y qué bien puedo vivir este día de hoy.

    "Así debería ser mi vida"

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    1. Cosas, en efecto, que hacen mejores nuestras vidas: una mujer atenta pero que sepa entretenerse con sus cosas, Marcel Proust, un lector audaz y entregado (al que tanto debo).

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  2. Ahora que revisito este post veo que me resultó más interesante( y mucho más inteligible), la primera vez que acudí a él encontrándome bajo los efectos de estupefacientes, pero sigo saboreando cada una de sus enrevesadas líneas como quién disfruta de una película de Angelopoulos, no por su significado, que en este caso a diferencia de post anteriores de Carlos, me interesa o, más bien alcanzo a entenderlo, si no por su ritmo y estética, por cómo marca los tiempos y las figuras que describe en la mente del que lo lee.
    Como "el paso suspendido de una cigüeña" (¿qué demonios habría que entender ahí?), te lleva sometido al ritmo impuesto por su autor sin necesidad de tener que entender nada (aunque repito, y me enorgullezco de decir que este sí lo he entendido...).
    Ahora, probaré a meterme algo más fuerte y releer los anteriores y quién sabe si volver a Angelopoulos (uff, pereza)...

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    1. ¡Vaya por Dios! Un nuevo amigo y lector (aunque, en este caso, aún más lector que amigo).

      Yo no quisiera que nos enredáramos demasiado en este asunto de la comprensión o todo su contrario porque, mire, si le soy sincero, yo tampoco entendido ni una sola palabra de lo que usted dice. Doy en suponer, en cualquier caso, que es el relativismo moral lo que le lleva a distinguir el significado de lo que llama "ritmo y estética", y a acusarme a mí de lo segundo (que soy más bien disonante e imperceptible).

      Yo todavía siento el frío de aquella hoja de acero en las entrañas que hubo de representar la noticia de que nuestros pasos (los del público y míos) se habían desacompasado, y solo estos pequeños destellos (la secreta amabilidad de su cinismo, la merced que nos hace con sus revisitas) me hacen recomponerme después de una tan brutal caída. Por ello le agradezco muy sinceramente.

      Sé que debo, amigo Benengueli, convencerle yo solo de la nitidez de mi espíritu y expresión.

      Ah, y celebro que en su estupefacción nos dedique un tiempo. Esta nueva relación tendrá muchas más posibilidades de consolidarse si me sirve usted de acceso a las drogas de síntesis.

      Carlos

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  3. Amigo mio a mí Meryl también me hizo llorar. Ya somos tres, tu, Meryl y yo.
    Sonia

    Pd: Muy buen blog ;)

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    1. Sonia, querida, ¡de milagro encuentro este tu amable comentario!

      Yo, que me tengo por experto en el género "discursos de aceptación", he visto pocos como el de Meryl aquella noche. De aquí, y hasta que el blog se nos apague, tengo por misión decir su nombre en todos mis posts.

      Gracias, nuevamente.

      Carlos

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